jueves, 17 de julio de 2014

Cuevas de libros

Ayer, mientras hacía compras por el pequeño centro comercial de mi ciudad, encontré un lugar del que tenía noticias pero al que por falta de tiempo no me había acercado. Es una tienda gigante de antigüedades, y entré pensando en cuántos aparatos y muebles llenos de polvo encontraría. El negocio es sensación porque vende todo muy barato y hay muchísimas cosas, y como estamos en crisis, siempre vienen bien dos o tres platos “nuevos” y a bajo precio, y más si están impecables.
Grande fue mi sorpresa cuando vi que tienen una sección dedicada a libros. Pero cuando digo sección, me refiero a un cuarto enorme, con estanterías, mesas, bateas, cajas y cajones llenos de libros antiguos. Así como mucha gente se emociona y se pone como loca cuando ve ropa o zapatos, yo me puse igual al ver eso. El paraíso, para qué voy a mentir. Además que, aparte de los libros me gustan todas las cosas viejas. Pero esa sección me volvió idiota. Libros en diferentes idiomas, libros de 1800, libros con encuadernaciones de lujo…Novelas, poesía, arte, viajes, historia, cocina…en fin, de todo y a un precio bajísimo. Como no llevaba mucho encima, me conformé con un libro de 1940 sobre María Estuardo.
Salí muy feliz de ese lugar, tanto por la cantidad de libros como por el precio, pero también estaba feliz porque en mi ciudad parece que se están multiplicando las “cuevas” de libros. Así llamo a esos lugares escondidos y de los que nadie sabe nada, y en los que entrás casi con miedo porque es todo silencio, como en un templo.
Hay otra cueva, que abrieron el año pasado, en una esquina por la que pasás y ya sentís el olorcito a libro, y creo yo que ese es el único medio de propaganda que tienen, porque no hay ni un cartel que diga que eso es una librería. También está lleno, ni se puede caminar de la cantidad de libros nuevos y antiguos que hay, donde si querés podés pasarte la tarde entera mirando y remirando las estanterías mientras te vigila una chica de cabello violeta (me encanta jaja).  Cuando la pisé por primera vez, me recordó a la Librería Sempere, del libro “La sombra del viento”, de Ruiz Zafón (del que próximamente haré reseña).
Da alegría que en medio de esta vorágine del internet y de bajar todo gratis aún existan cuevitas de libros y que la gente se acerque a comprar, y aún mejor, que cada vez haya más cuevitas.
¿Ustedes han encontrado alguna “cueva” de libros? Si no, les propongo que recorran su ciudad con mucha atención, porque parece ser que las cuevas gustan pasar desapercibidas…pero no para todos.



2 comentarios:

  1. no era penal no era penal no era penal!!! jajaaaaaaa malditos mediocres que no saben perder . eres una pobre basura intolerante y encima de horrorosa te crees dueña de la verdad pobresita das pena

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